Con ese título ustedes pueden estar pensando …. “uuu saca el tema de la inclusión y el síndrome de Down hasta de abajo de la alfombra 🙄”, o más razonable aún “otra más con Marie Kondo”, pero la realidad es que mientras veía su documental y leía más sobre su método más ruido me fue haciendo este paralelismo.
Cabe señalar que me gusto muchísimo el método Konmari. Empecé a usarlo en un solo cuarto de mi casa y fue ahí donde me hizo ruido esta reflexión que les traigo hoy.
El cuarto elegido fue el de Iñaki, compramos su cama de niño grande y con ella el espacio se redujo, ahí la excusa perfecta para poner el método en acción.
Así lo hicimos, agradecimos a la casa y al cuarto, a su antigua cama y a la ropa que fuimos dejando para regalar. Llego el momento de hacer lo mismo con los juguetes. Iñaki tiene dos cestos grandes llenos de juguetes, los que hasta ahora pasaban por una depuración que hacía yo dos veces al año. Esta vez el trabajo lo hicimos juntos. Uno a uno los juguetes fueron pasando, pusimos una bolsa para regalar y otra para esos que estaban ya irrecuperables e iban a la basura.
Siguiendo el método de Marie Kondo, Iñaki debía evaluar si cada juguete le daba felicidad o no y si eso no era así, agradecerle y dejarlo en una de las dos bolsas.
Más de una vez paso que entregue a Naki algún juguete que le habíamos regalado para algún cumpleaños, o que yo había comprado para el en alguna ocasión especial pensando “este seguro no lo tira” y el con toda la tranquilidad los tomaba entre las manos, cerraba los ojos y decía gracias juguete …. y a la bolsa de regalar ! Mi asombro fue tremendo, y me di cuenta que muchas veces nosotros que creemos que algo es fundamental para el resto y no lo es.
La sensación luego del proceso es muy gratificante, es de estar rodeado de cosas que realmente nos sirven, que conocemos, sabemos donde están, como son y sin duda nos aportan mucho.
Y fue ahí donde me puse a pensar, que interesante sería hacer el mismo proceso y usar el mismo método con los conceptos y valores, en este caso la segregación y discrimination, que muchas veces tenemos. Ya sean heredados, impuestos o que hace mucho tiempo nos parecían correctos y ya no más. Agradecerles, porque seguramente no fueron incorporados en nosotros con mala intención, y dejarlos ir. Solamente quedarnos con esos que nos den plenitud, que nos hagan sentir personas completas y coherentes, personas felices. Quedarnos con los que no nos limiten y nos acorten el espacio, como pasaba con el cuarto de Iñaki, y abrazar, ordenar y hacer crecer esos que permanecen con nosotros.
Me propongo ha hacer de este 2019 un año donde les de razones para hacer que la inclusión sea uno de esos valores que elijamos quedarnos. Porque nos da plenitud, por que nos hace crecer y ser una sociedad como debe ser, de todos y para todos. Y también un año donde les entregue fundamentos válidos para despojarnos de esos prejuicios que nos llevan a la segregación, al valorar al otro solo por ciertos parámetros y dejarlos ir agradeciéndonos a nosotros mismos y a nuestra sociedad que cada día crece, nos alberga y estoy segura avanza.