Estos días de vacaciones de invierno han sido bien atípicos. Normalmente, desde que estamos acá en Uruguay, todas las vacaciones de invierno tratamos de pasar al menos una de las dos semanas completa en el campo. Nos gusta el contacto con la naturaleza, con lo menos “armado” y el estar juntos mucho tiempo… poder interactuar en cada momento, que aparte de ser un tanto cansador para los padres, es infinitamente enriquecedor como familia.
Bueno este año fue diferente porque, para quienes no están en Uruguay les cuento, tuvimos una ola de frío polar que realmente liquidó nuestros planes de irnos al campo. Las más chicas vienen zafando, toco madera sin patas, por ahora de las enfermedades respiratorias que normalmente las agarran en esta época y preferimos que sigan así. Conclusión: dos semanitas de tres peques encerrados en casa salvo el pasado fin de semana, que ola de frío u osos polares patinando nos daba lo mismo, nos fuimos al campo.
Esta pseudo reclusión, en los metros cuadrados de casa, dio lugar a muuucha interacción y me dio la chance de poder verlos en este plan a los tres. De ahí viene esta reflexión que hoy les comparto.
Iñaki tiene dos años y medio más que Cande y esta casi tres de diferencia con Guille. En el esquema habitual de relaciones de hermanos lo “normal” sería que Iñaki jugara mucho más con Cande que con Guille y que esta última siguiera a los demás cual sombra por toda la casa. Pero como nuestra familia de normal tiene poco, la cosa se conforma así:
Cande es un alma libre que juega muchísimo con la imaginación, ama el juego simbólico y ya sean las pelotas de fútbol de Naki o las botellas de agua ella las acomoda en semi circulo y al instante tenemos una clase lista para que la Srta. Chini de su lección.
Iñaki, está más grande y si bien ama jugar con sus legos y la imaginación no es poca en el, parte de su día se da entre alguna película o algún libro. Igual me sorprende la capacidad de hermano mayor, juez y gendarme de nuestra casa. El es el árbitro de cuanta pelea hay, el animador infantil de los ratos de más ocio y el que equilibra la balanza de mimos cuando una de las dos está más peleona con la otra.
Y cuando digo que una de las dos está más peleona, me refiero normalmente a Yeye. Nuestra pequeña Sargent Pepper es tremenda! Lejos quedó aquella idea de la pequeñita que seguía a los grandes como cola de gusanito …. no noooo ella es la cabeza, la que manda, reta y ordena a todos y todo en casa. Dueña de una capacidad de habla inpactante, Yeye nos relata todo con lujos de detalle y sale dos por tres con declaraciones dignas del canal Crónicas (de argentina ).
Estas personalidades nos dan un combo de opciones muy diferentes a la que alguna vez imaginamos sobre la relación de nuestros hijos, o a la que tanto Martín y yo estábamos acostumbrados con nuestra experiencia .
Cande tiende a jugar mucho más con Yeye, o mejor dicho bajo el mando del sargento!, y Guille es la voz que la Chini no logra sacar en su totalidad todavía. Y es Iñaki el que tímidamente se suma a este mundo de imaginación que ellas dos crean, volviendo a sus años de juego más imaginativo y dejando por ratitos ese ser que quiere tirar más a la PRE adolescencia que a la infancia ya pasada.
Soy una fiel creyente de que cada persona nace con un rol y personalidad ya marcada y que en nuestro caso esas calzaron como piezas de puzzle.
Martín con su liderazgo y paciencias infinitas. Iñaki con su sensibilidad y empatía desbordante, Cande con su capacidad sin fin de amor y sabiduría. Guille con su clara voz de mando y picardía sin límite y yo con mi amor por la entrega y la cuota de locura casi siempre Justa 🤷🏼♀️.
Y en los días de frío y lluvia a mi me encanta quedarme adentro, armando un puzzle y más si éste es mágico y todos los días muta, crece y nos va mostrando nuevas imágenes que va formando.