Les quiero contar una anécdota que me paso cuando todavía vivíamos en Chile, que creo resume muchas cosas de lo que la inclusión es y sobre todo de como somos los adultos los que mas nos centramos en las diferencias.
Recién había nacido Cande y yo estaba con millones de preguntas y miedos en la cabeza cuando me llama una amiga a contarme algo muy gracioso que le había pasado ese día.
Mi amiga tiene dos hijas, una de 7 y otra de 5 años, ambas asisten al mismo colegio el cual es un colegio que fomenta la inclusión.
Me cuenta mi amiga que hacía unos pocos días atrás la maestra del curso había enviado en comunicado a los papás de la clase de su hija mas chiquita contando que en el grupo de este año se habían incorporado además de 5 compañeritas y compañeritos nuevos, una niña con síndrome de Down, ella les pedía a los padres que ayudaran de forma natural a la inclusión de esta pequeña al curso, fomentando a sus hijos, sin ser demasiado forzado, a incluirla en todas las actividades sociales ya fueran cumpleaños y demáses.
A mi amiga, que es una persona a la que la inclusión le es muy relevante y es muy abanderada del tema, le pareció que esto era una excelente oportunidad de potenciar una «natural» incorporación de esta pequeña a la vida de su hija y le propuso a la misma hacer una tarde de juegos en su casa para invitar a su compañerita nueva.
Preocupada de hacerlo lo mas espontáneo posible le hizo la propuesta a su hijita, » Lu, viste que tu tienes una compañerita nueva en la clase que es diferente verdad?» A lo que su pequeña responde sin mucho interés y manteniéndose en su juego «si mamá», «bueno que te parece si la invitamos a casa el sábado a tomar el té y a jugar?» ..»bueno mamá», mi amiga en busca de empoderar a su hija en esta cruzada inclusiva tiene la buena idea de decirle a ella que la invite y no hacer lo que normalmente haría en otros casos y llamar ella a la mamá de la otra niñita para coordinar el evento, «si mamá yo mañana la invito».
Al día siguiente mi amiga, le pregunto sin mucha presión a su hija si había realizado la invitación a lo que su pequeña contesto muy entusiasmada que si y que había aceptado feliz su amiga «diferente»
Llego el sábado y mi amiga se preocupo por preparar una rica merienda y tener todo listo para una tarde de juegos «inclusiva».
A la hora pactada tocan el timbre y mi amiga muy emocionada llama a su pequeña a la puerta para que juntas recibieran a su nueva amiga. Que sorpresa se llevó mi amiga cuando al abrir la puerta encuentra a una niña SIN síndrome de Down pero con una frondosa cabellera PELIRROJA!!!
Mi amiga un poco descolocada la invita a pasar y sin que la otra niña lo note separa a su hija y le susurra al oído «pero yo te dije que invitaras a tu compañerita diferente, pensé que ibas a invitar a Macarena (ese es el nombre de la compañerita con Síndrome de Down) » y aquí lo más notable …. La respuesta, «pero mamá, Maca no es diferente, ella si (y susurrando mas aun le dice) tiene el pelo rojo mamá!»
Encontré esta anécdota aparte de graciosa, supongo no para los pelirrojos que estén leyendo jaja, muy ejemplificadora de como somos los adultos quienes marcamos que las personas con alguna condición, ya sea de orden cognitiva o genética son los «diferentes». Y pensando en esto, mucho mas sentido me hace la inclusión en la educación, ya que no hay mejor forma de fomentar la inclusión social que la de compartir la vida cotidiana. Sin duda para las hijas de mi amiga no va a ser tema una persona con síndrome de Down o con autismo o cualquier otra condición, ya que conviven con personas así desde pequeños y la cotidianidad les muestra que son personas iguales a ellas, con condiciones diferentes, como al fin y al cabo somos todos los seres humanos!
Sin duda nos queda muchísimo por recorrer en este aspecto en Uruguay, y en Latinoamérica, pero afortunadamente ya estamos en camino y nada me llena mas de alegría que ver lo que hemos avanzado como sociedad en lo que a inclusión se refiere en estos últimos 20 años.
En estos próximos días les voy a estar contando de un nuevo proyecto que se va a lanzar aquí en Uruguay, el cual trabaja justamente por la inclusión educacional. Pero es un proyecto tan lindo que requiere un post completo dedicado a el!
Excelente anécdota! Nada como la pureza e inocencia de los niños.
Jajajaja, amo a los niños, ellos de manera natural no ven diferencias. Que anécdota tan hermosa y simpática. Para los niños no es dificultad ser inclusivos, el trabajo es para nosotros como padres lograr mantener esa linda mente de nuestros hijos intacta y sin contaminarla.
cande es la niña mas linda que he visto espero que aprenda mas cosas y demuestre que no tiene nada
Felicitaciones y gracias!!
Cande es hermosa, y tus post están llenos de amor..
Hola, soy Luciano y tengo 8 años. Recién vimos en Subrayado la historia de Cande. Vimos tu página y tu hija es muy hermosa. Mi mamá nos leyó a mi hermana y a mí la carta El regalo de papá y nos encantó.
Cande tiene una sonrisa muy linda.
Besos para todos.
Luciano Noriega.
Gracias Luciano! un beso enorme para ti y tu familia!
Que historia tan graciosa, me estoy sonriendo aun, es tal cual, los prejuicios los ponemos los adultos, los niños son tan libres y naturales, son la esencia del ser. Me encantó! Gracias
Me encantó el blog! Felicitaciones! Mi hijo de 5 años tiene una compañera con sindrome de down desde los 2 años y pasa tal cual lo que contas, para el no tiene nada de diferente!! Vivimos en el interior de Uruguay y el colegio también es inclusivo, lo que debería pasar en todos lados!