La gran mayoría de las mañanas en nuestra familia, son de la siguiente manera: Iñaki y Martín salen temprano al colegio y trabajo respectivamente, y junto con la salida de ellos comienza el poner en orden la casa seguido del baño de Cande y mío. Cuando esta todo «ordenado,» salimos a hacer tramites/compras/mandados, etc. y siempre con el tiempo justo. Díganme las que son mamás si no es verdad que SIEMPRE andamos con el tiempo justo.
Con la meta de no pasar mas de 10 minutos en el supermercado, me adentro a la aventura de sacar a Cande del auto, con sus zapatos puestos… tarea cuasi titánica últimamente, de ahí buscar un carrito para poder sentarla y ahí…. en ese preciso momento, empieza el periplo contra reloj.
Es instantáneo, ella se acomoda en el asiento plegable del carrito y automáticamente asume el rol de «Reina de la primavera.» Va saludando y haciéndole risitas a cuanta persona pase cerca de ella. Al recorrer las góndolas comienza la verdadera carrera de obstáculos, claro, no voy a condenar a la tierna señora que se para a darle besos y mimarla, es una pobre víctima de esta desconsiderada chinita. Tampoco voy a culpar a la cortadora de fiambres que le dice «pero que linda esas coletas»(lease con voz de persona grande imitando un niño). Menos voy a culpar a las personas que me cuentan que tienen un primo/sobrino/nieto con síndrome de Down (porque acá la culpable de la demora soy yo que me cuelgo a hablarles). Así pasan y siguen los obstáculos, y esta madre empieza a mirar tímidamente el reloj notando que claramente los 10 minutos se fueron lejos y ya vamos por los 15, cuando quiero acordar son 20 y viene la prueba máxima… La caja!!! Y mas cuando hay cola!!!
Es aquí donde tengo dos opciones, me transformo en un ermitaño y no hablo solo asiento con la cabeza o me relajo y me digo «quien dice 20 minutos dice 30» y disfruto la interacción de Cande con la humanidad, normalmente eso hago. Es divertido ver que, no solo la persona que esta adelante ya pagando, la de atrás que esta esperando y entreteniendo a Cande con sus juegos mientras saco los productos del carrito para ponerlos en la caja, sino también la cajera de nuestra caja y la vecina, tooooodos están de grandes charlas con la chini, que como sabiendo que son sus últimos minutos de fama empieza a hacer su «batería de gracias» en un loop sin fin de: tiro beso con la mano, hago viejita, saludo de hola y chau y …. cierro con cabeza inclinada que indefectiblemente genera una coro al unísono de «awwwwww» en la audiencia.
Y así salgo del supermercado, con Cande saludando a mis espaldas a TODO el personal, que a estas alturas ya la conoce, muy atrasada pero feliz de ver que de falta de interacción social esta chinita no va a sufrir! Y sabiendo que sin duda la gente me sorprende y enternece cada día mas.
Pd: si me ven el ‘super’ no duden en saludar, incluso cuando me vean con cara de pánico mirando el reloj!
¡¡Qué divina Cande!!! nunca me las encontré en el super pero seguro sería una de las que las entretiene jaja
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