Ayer mientras esperaba a Cande en su cita semanal de la Fonoaudióloga, nos pusimos a hablar con otra mamá y Gaby, recepcionista adorada de la consulta, sobre este periplo de tres meses llamado vacaciones de verano y del recuerdo que teníamos de nuestra infancia. De cómo llegado febrero uno ya empezaba a estar aburrido de tanto ocio, y ahora lo fuerte que era estar del otro lado y ya no saber que panorama plantear para capear ese aburrimiento endémico!!!!
En casa, estas vacaciones han sido particularmente duras! A los tres meses curriculares de vacaciones se le sumó uno antes, en que la dinámica familiar se vio alterada por el semi reposo que tuve que hacer por el embarazo de Guille. Lo que nos deja como resultado, cuatro meses de mucho tiempo de los chicos encerrados en nuestra casa, aburridos y haciéndonos vivir algo muy parecido a «gran Hermano» o un reality de ese tipo, donde las relaciones humanas son puestas a prueba y llevadas a un extremo.
Se que suena extremista la comparación, pero si no lo creen los invito a recorrer conmigo el transcurso emocional de altos y bajos que se vive en el correr de una jornada cualquiera en casa!!!
Parte el día con, en el mejor de los casos, un despertar feliz y cargadito de energía, ideas de proyectos que a los gritos Iñaki nos va recordando que tenemos que hacer en el día, como un recordatorio de agenda viviente y caminante. Desayuno con un tiempo no menor dedicado a descifrar e interpretar que va a querer la joven Cande para TAN importante comida del día, la cual manifiesta su voluntad trepándose a la mesada de la cocina y señalando y gritando las últimas sílabas de su alimento preferido así de » tita» (galletita) «nana» (banana), etc… y pobre de nosotros que nos equivoquemos de menú!!!. Si incurrimos en tan grave error de equivocar el desayuno, los dos años y su reina la pataleta en el piso con berrinche, hacen su primera aparición diaria.
A esto ahora sumamos una bebe de un mes, que llora pidiendo su primera comida del día y un jovencito de 5 años que en estas pocas horas ya logró desplegar su colección de más de mil piezas de Lego por el piso del living, que ordenaremos una y otra vez durante las 12 horas de actividad del hogar.
Logrando superar la mañana llega el almuerzo con los «a comer chicos!!» repetido un millón de veces en la intención inocente de que los pequeños dejen sus tareas y vengan a sentarse «tranquilitos» a la mesa del comedor… jaaa eso nunca pasa y aquellos se transforma en un estilo de caza al mejor estilo Safari donde corremos a uno, lo sentamos en la mesa, mientras la otra corre despavorida y muerta de risa, como si de un juego de «mancha» se tratara, y ni bien siento a Cande, Iñaki ya se sale de la silla con la excusa de ir a darle un beso a Guille que atónita mira desde su sillita, y aprende, esta dinámica. Y esto se repite una y otra vez sin fin hasta que llega la clásica amenaza de «quien no se sienta y come, no tiene postre».
De ahí saltamos a la siesta que afortunadamente todavía Cande sigue tomando y que, juro hago duelo por ello, Iñaki ya hace mucho tiempo no hace. Y ahí recae el tema. Cande duerme, Guille también y esta madre se ilusiona de poder pegar un ojo para recuperar el cansancio de la noche pasada en vela, cosa típica cuando hay una bebe de un mes en casa, y es en ese momento en el que el joven reclama su minuto de atención, y como lo hace ??? Exigiendo la ejecución de aquellos mil y un planes que había agendado a primera hora de la mañana. Yo intento disuadirlo de correr las actividades media hora en la agenda y el se niega tomando medidas drásticas, estas son ir al cuarto de Cande despertarla y abrir su cuna para «liberar a la fiera».
Hecho esto empiezan un plan de corramos carreras en algo así como 20 m2 , claramente eso termina con uno de los dos en el suelo llorando porque se pego con algo o porque el otro lo empujó.
En un intento de recuperar la calma, propongo una de las ya agotadas actividades didácticas (pintar, hacer papel mache, cantar y bailar, cocinar, etc etc) y a estas alturas del día ya la relaciones interpersonales están algo tirantes …. y cualquier acción se transforma en una declaración de guerra que termina en una explosión de furia/llanto o como pasó hace unos días … mordida!! Si si mordida!, ver foto adjunta donde se puede distinguir la marca de toda una dentadura completita en el antebrazo de la Chini!… (foto que dude mucho en compartir ya que debido al cariño que tenemos a Cande y la carita de ángel que tiene en las fotos, todos podríamos recaer en castigar al culpable de esa mordida pero lo que no se ve es las horas de hostigamiento que recibió el pequeño de parte de la chica masticada!!. Pido parcialidad!)
En fin esto termina en gritos y llantos, ir a meditar en lo que hicieron cada uno a un rincón y reconciliaciones del tipo «nunca más voy a hacerte eso Cande .. yo te amo», etc.
Se imaginaran que cuando llega el pobre Martin del trabajo nos encuentra en esta bomba de tiempo de emoción y su rol fundamental de válvula de escape hace su entrada triunfal. Juegos con papá y más carreras y nuevamente a la mesa a cenar y ojalá terminen la comida rápido, baño y a la cama … todooo esto rociado por una pequeñita que cada tres horas pide y exige su comida y atención!!
Por esto concluyo que este periodo de vacaciones bien podría merecer una novela del tipo Gabriel García Márquez con aquello de Amor y otros demonios…
Se que esto no solo pasa por casa así que mando en este POST un abrazo solidario y apretado a cuanta madre, padre o tutor este leyendo estas líneas y se sienta identificado …. y en marzo propongo nos juntemos en una mega fiesta que haremos al minuto los pequeños ingresen felices, y SIN RETORNO, a sus centros educacionales!!!
Dios salve a lo maestros !
Me encantó !
Me siento tan identificada
Mi gael tiene casi 8 y su hermano mayo casi 12 y el complemento más hermoso Luciana su hermanita de 10 meses
Vaya que es todo un reto entre adolecencia y bebés pañales patillas leche atención terapias etc etc
Me encanta ver el gran trabajo que haces con Cande y gracias por compartir tanto Saludos desde Monterrey N.L